jueves, 13 de octubre de 2016

                         LA CAJA DE PANDORA
Prometeo robó el fuego que portaba el rey Sol en su carro y se lo dio a los humanos. Zeus entró en cólera y ordenó a los distintos dioses que crearan una mujer capaz de seducir a cualquier hombre.
Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas sugerentes, Atenea la vistió elegante y Hermes le concedió facilidad para seducir. Le pusieron el nombre de Pandora.
Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a casa de Prometeo. Allí vivía con su hermano Epimeteo que a pesar de estar advertido de que Zeus podría utilizar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la llegada de Pandora y se enamoró perdidamente tomándola por esposa.
Pero Pandora traía algo consigo, una "caja" que contenía todos los males capaces de contaminar el mundo y también todos los bienes. Ella no conocía el contenido de la "caja".
Cuenta que por aquel entonces, la vida humana no conocía enfermedades, locura, vicios o pobreza, aunque tampoco sentimientos.
Pandora victima de su curiosidad, Abrió un día la "caja" y todos los males se escaparon por el mundo. Se dice, que los bienes subieron el Olimpo y allí se quedaron junto a los dioses. Asustada la muchacha, cerró la "caja" de golpe quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar precisamente los males que acosan al mundo.
Apresurada corrió Pandora hacia los hombres a consolarles, hablándoles de la Esperanza a la que siempre podrán acudir, pues está a buen recaudo.

Le llaman caja pero en realidad podría ser un ánfora o tinaja.

martes, 11 de octubre de 2016

                       LAS TRES HIJAS DE ELENA
El dicho dice: "Tres eran, tres, las hijas de Elena. Tres eran, tres y ninguna era buena."
Han sido halladas en la Alpujarra, los restos de las tres hijas de Elena que despejan las dudas de por qué no eran buenas.
Eran las tres unas prostitutas. En el fondo del barranco de Porqueira, en el corazón de la Alpujarra granadina, tres grandes toneles de vino quedaron a la vista tras los desprendimientos de tierra ocasionados por las fuertes lluvias. Dentro se encontraron los restos de tres mujeres jóvenes entre los 22 y 26 años que vivieron en el reino de Granada antes del 1560, tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos.
Según un romance anónimo, la famosa Elena era Elena de Mendoza, viuda del empobrecido hidalgo castellano y cristiano Don Fermín de Mendoza, muerto en una escaramuza contra los moros en Morón de la Frontera.
Al enviudar Elena, no tenía donde caerse muerta y se llegó a Granada, atraída por la promesa real de casa gratuita y pensión vitalicia a los cristianos que se instalaran en la ciudad, pero solo obtuvo una casucha en el Albaicín y  ninguna renta, por lo cual, convirtió su casa en un burdel en el que ejercieron oficio sus tres hijas, Julia, Palmira y Elena a las que presentaba a sus clientes como cristianas y vírgenes de buena familia.
Sin embargo, los restos hallados contradicen estas afirmaciones, las alhajas y perfumes encontrados en los cadáveres eran típicos de las moras y algunas prendas, llevaban bordadas las letras A, F, M, iniciales de Axa, Fátima y Marian famosas cortesanas de la corte nazarí. No se sabe si la muerte fue por un crimen pasional, xenófobo o cayeron en las cubas por una fenomenal borrachera.    

  

lunes, 10 de octubre de 2016

           EL ÚLTIMO VERDUGO DE VALENCIA

En una callejuela oscura apenas transitada, a espaldas de la Lonja, hay una casa con la puerta tapiada. En ella vivía el último verdugo de Valencia.
Se llamaba Pascual Ten y cuentan las crónicas que se enamoró de su última ejecutada, una mujer de gran belleza apodada "La perla murciana" acusada de asesinar a su marido.
Pascual solicitó el indulto para ella pero no le fue concedido.
Él mismo ejecutó la condena a garrote vil. Su compasión no se consideró digno de su oficio y por esa razón fue cesado de su cargo.

Esto sucedió en 1896 y poco tiempo después las ejecuciones dejaban de ser públicas para llevarse a cabo dentro de los establecimientos penitenciarios.      

miércoles, 5 de octubre de 2016

                             EL HILO DE ARIADNA
Durante el reinado de Minos en la hermosa isla de Creta, gobernaba desde el fantástico palacio de Cnossos, donde se fue formando la leyenda del "Laberinto de Creta" donde el rey encerró al temible Minotauro. Algunos estudios consideran que el laberinto tiene que ver con el propio palacio, cuya estructura de cámaras y miles de habitaciones era un verdadero laberinto.
Cuenta le leyenda, que Minos, deseoso de congraciarse con su pueblo, le propuso a éste que le pidieran lo que ellos desearan. El pueblo le dijo que solicitara los favores del dios Poseidón para que le obsequiara con un toro para sacrificarlo, el dios le concedió un hermoso toro blanco. El rey de Creta engañó al dios y sacrificó otro toro.
Cuando Poseidón se percató del engaño, decidió cobrarse venganza e hizo que la esposa de Minos, Parsifae se enamorara del toro. Con la ayuda secreta del constructor ateniense Dédalo, la esposa logró yacer con el toro y de esta unión nació bestia animal, mitad humana y mitad toro, conocido como el Minotauro. Este animal tenía una gran predilección por la carne humana.
Lleno de vergüenza el rey Minos encargó a Dédalo la construcción de un laberinto que sirviera para encerrar al Minotauro y del cual fuera imposible escapar. Así Dédalo puso manos a la obra y construyó El Laberinto de Creta.
Cada luna nueva era necesario sacrificar un hombre para satisfacer su hambre feroz. Fue por estos tiempos, que el rey recibió la noticia de que su hijo había sido asesinado en Atenas y por ello decide lanzar un ataque contra la ciudad griega.
Las fuerzas atenienses por la sorpresa, fueron derrotadas rápidamente. El rey Minos ofreció la paz a cambio de que cada 9 años los derrotados enviarían 7 hombres y 7 doncellas para ser sacrificados al Minotauro. El acuerdo de paz, contemplaba que si alguno de los jóvenes lograba matar al Minotauro, se consideraría cumplida la condena impuesta sobre Atenas.
A la tercera entrega, Teseo Hijo único de Egeo rey de Atenas, se ofreció como voluntario para matar  al Minotauro. Teseo emprendió el viaje en un velero de velas negras que simbolizaban el luto ateniense.
Teseo recibió en su celda la inesperada visita de Ariadna la joven hija del rey Minos, quien se había enamorado de la belleza del joven. Ariadna obsequió a Teseo un ovillo de hilo que ella había confeccionado y le dijo que atara en un extremo a la entrada del laberinto y que fuera desarrollándolo hasta que encontrara la Minotauro y cuando le diera muerte, usara el hilo para lograr salir, junto al ovillo le dio una espada mágica para que pudiera dar muerte a la bestia.
Con la ayuda de la espada dio muerte a la bestia y cuando Teseo con la ayuda del ovillo de hilo logró salir del laberinto, obligó al rey Minos a cumplir su palabra. Antes de partir, ocultó a la bella Ariadna y a su hermana Fedra y emprendieron el viaje de vuelta a Atenas.
Encolerizado por la fuga de sus hijas, encerró al constructor Dédalo y a su hijo Ícaro en el laberinto. Pero Dédalo con unas plumas y cera, fabricó unas alas para él y su hijo y lograron escapar. Dédalo aconsejó a su hijo que no volara tan alto porque la cera se derretiría. Ícaro deslumbrado por la sensación de libertad, se acercó demasiado al sol. la cera se derritió y el joven cayó al mar y murió.
El anciano rey de Atenas, iba todos los días a la orilla del mar para ver si su hijo regresaba. Al fin, el barco apareció en el horizonte pero Teseo se olvidó de cambiar las velas por las blancas símbolo de su victoria. Egeo se desesperó y loco de dolor, se arrojó al mar y desde entonces lleva su nombre.

Teseo fue proclamado rey de Atenas y se casó con Fedra la hermana de Ariadna desaparecida durante el viaje de regreso.